La pestaña Me gusta es la nueva forma de alienación de las redes sociales.
Dudo mucho que sea yo la primera persona que dice esto, porque en facebook soy bastante novata.
A 7 personas les gusta esto. Pero... ¿7 de 10? ¿7 de 100? ó... ¿7 de las 235.478
personas que lo han visto? ¿7 personas en los 20 minutos que lleva colgado? ó... ¿7
personas durante más de tres años?
El Me gusta sirve a quien sirve: a los índices de audiencia, al marketing,
a la sociedad de consumo.
Por si queréis saber más sobre la
información que vamos desprendiendo al pinchar Me gusta os enlazo un artículo de El País: Sin intimidad en la era de facebook. Etnia, orientación sexual, tendencia política o creencias religiosas...
son algunos de los aspectos que consiguen averiguar los nuevos sociólogos computacionales. Y uno de los
principales objetivos de éstos es el marketing dirigido.
Pero a las personas nos sirven
otras cosas. No a cuántos les gusta algo, sino qué les gusta, por qué, para qué, cómo... Lo
importante no es sumar o no sumar un Me
gusta, sino poder expresar nuestra visión personal de lo que nos ha
interesado. Reinterpretando un discurso, difundiendo una propuesta, reemitiendo
un fragmento de un vídeo... Porque todo es imposible que nos guste. Tan
imposible como que tú y yo seamos iguales. Seremos, en todo caso, semejantes...
A mis hijos, en el fondo, les da
igual cuánto los quiero, lo que necesitan es que yo perciba cómo quererlos en
cada instante. Por eso digo que no puedo quererlos igual.